05 febrero 2011

Miguel o El Negociante de Libros



Hoy les voy a hablar de Miguel, el librero que conocí en una ciudad de cuyo nombre no quiero acordarme...porque si me acordara y alguno de Uds. pasara por allí a arrasar con los aguilares de Miguel se acabaría la ilusión que siento cada vez que entro en su librería.

Miguel tiene una librería de viejo en un barrio castigado de una ciudad que parece querer renacer después de "añales" sumergida en la inseguridad, el caos, la suciedad y la mezquindaz. Su último alcalde parece que hizo un buen trabajo y hoy da gusto pasear por su casco viejo. Incluso por las calles donde Miguel tiene su negocio. Digo negocio porque Miguel no se metió a librero por amor a los libros. Cuando, con el tiempo y unas compras de por medio, empecé a intimar con él me contó que hace años le había surgido la oportunidad de comprar todo un almacén lleno de libros de segunda mano y, pidiendo dinero prestado a familiares y usureros, se decidió y montó su librería. Lo que voy a decir a continuación sé que va a molestar a más de uno pero me importa un comino: Miguel no tiene ni un ápice de la arrogancia que tienen los libreros de viejo tradicionales porque se metió a vender libros para ganarse el pan nuestro de cada día. No es selectivo a la hora de vender. Es generoso en la conversación sobre libros. Los vé como artículos de venta, no como títulos nobiliarios o prebendas a repartir como monarca todopoderoso al comprador que le cae bien. Eso es lo que me gusta de Miguel. Eso y que piense que lo que vende de un libro es su contenido, no su continente. En otras palabras: Miguel es capaz de venderte más cara una edición moderna de cualquier autor que una vieja edición de lujo de obras completas de la Editorial Aguilar. Es más, te vende al mismo precio una edición de lujo que una edición corriente de esa misma editorial. A Miguel le he comprado las ediciones de lujo de Poesía Española (vol. II) y Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma, o las obras completas de Erasmo, entre otras, por menos de 30 dólares cada una. También le he comprado la primera edición de los siete tomos de Teatro Español de Sainz de Robles por menos de 10 dólares cada volúmen. A Miguel lo visito cuatro o cinco veces al año, siempre a la carrera, cuando mi trabajo me permite una escapadita a última hora de la tarde. Pero de pocos lugares en el mundo salgo siempre con una sonrisa de oreja a oreja como de la líbrería de Miguel. Y no solo por el precio que pago por los libros. Aunque les cueste creerlo.


Invierno de 2011; Costa Este de Estados Unidos.

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